La montanera es un período que va más allá de la alimentación; es un ritual arraigado en la tradición ibérica. Durante esta etapa, los cerdos ibéricos se adentran en las dehesas en busca de las preciadas bellotas caídas de los árboles de encinas y alcornoques. Este acto ancestral, que ha pasado de generación en generación, representa la conexión entre la naturaleza y la crianza del cerdo ibérico, forjando un lazo único entre el animal y su entorno.
Las bellotas, ricas en ácido oleico, se convierten en la fuente principal de alimentación durante la montanera. Este ácido graso monoinsaturado no solo aporta una textura marmórea a la carne, sino que también confiere beneficios nutricionales significativos.
La alimentación durante la montanera no solo se traduce en beneficios organolépticos para la carne, sino que también tiene un impacto directo en la salud del cerdo ibérico. El equilibrio entre las bellotas, hierbas y pastos proporciona una dieta completa y natural. La actividad física constante mientras los cerdos buscan su alimento contribuye a un desarrollo muscular saludable, garantizando la calidad de la carne resultante.
La dieta durante la montanera, con su enfoque en bellotas y la diversidad de la dehesa, da lugar a sabores y aromas únicos en la carne del cerdo ibérico.