La dehesa no sólo es esencial desde el punto de vista ambiental, sino también económico y social.
Este ecosistema genera empleo y riqueza en zonas rurales, ayudando a combatir la despoblación.
Actividades como la ganadería, la producción de corcho, la recolección de frutos secos y el ecoturismo son fuentes de ingresos sostenibles que benefician a las comunidades locales.
Además, la producción de jamón ibérico bajo criterios sostenibles y certificados, como la Denominación de Origen, incrementa el valor de este producto en los mercados nacionales e internacionales, posicionándose como un referente de calidad.