Si bien el jamón ibérico se caracteriza por su grasa infiltrada, la cantidad de grasa externa no siempre indica su calidad.
La grasa externa protege la carne durante el proceso de curación, pero un exceso puede ser indicativo de una alimentación inadecuada o una curación deficiente.
Lo realmente importante es la infiltración de grasa dentro de la carne, que le otorga su jugosidad y sabor característicos.